Vivimos de soñar que el sueño se hace realidad sin despertar y el miedo a fracasar quedo tres puertos más allá de tu ciudad

jueves, 20 de junio de 2013

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Nunca me han gustado los himnos ni las banderas. Todos los himnos pertenecen a pasados en los que la vida era muy distinta y el mundo era un acuartelamiento de sentimientos nacionales. Más o menos como ahora pero sin internet ni globalización. Lo de las banderas es peor. Para mi, la única bandera posible es la de la dignidad humana. En veinte siglos el ser humano ha matado siempre por banderas y credos, fragmentando un planeta en parcelas de colores.
 
En un lugar llamado guerra, Jordi Sierra i Fabra 

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